Pensar rápido, pensar despacio es probablemente el primer libro de Daniel Kahneman escrito para todos los públicos, en colaboración con su gran amigo Amos Tversky (fallecido en 1996). Un trabajo magistral que recoge décadas de investigación sobre los mecanismos decisorios del cerebro y que nos muestra con sorprendente contundencia la facilidad con la que éste  «nos la juega» en la toma de decisiones. Probablemente sea el libro por antonomasia sobre la falta de fiabilidad de nuestro cerebro.

La introducción del libro es una declaración de intenciones de acercarse a todo el espectro posible, no sólo al académico o especializado: «Me imagino que todo autor piensa en los lectores que podrían beneficiarse de la lectura de su obra. En mi caso, pienso en el proverbial dispensador de agua de la oficina, junto al cual se comparten opiniones y se intercambian chismes. Espero enriquecer el vocabulario que la gente emplea cuando habla de las opiniones y decisiones de otros, de las nuevas directrices empresariales o de las inversiones que ha hecho un compañero. ¿Por qué nos interesan los chismes? porque es mucho más fácil, y también más entretenido, encontrar y etiquetar los errores de otros que reconocer los propios…»

Es difícil leer hoy en día un libro sobre esta temática que no referencie en algún momento  Pensar rápido, pensar despacio  de Kahneman, por lo que su lectura es casi obligatoria (de los libros reseñados hasta ahora en thebookhunter lo hacen prácticamente todos: Lindstrom, los hermanos Heath, John Lanchester, John Kerr, Walter Mischel, Dov Seidman).

Al igual que Walter Mischel en su Test de la Golosina que divide el cerebro en sistema caliente y sistema frío, Kahneman divide el cerebro en dos partes: El Sistema 1 y el Sistema 2. El primero es el programado para creer casi sin dudar, y con cierto pánico a la incertidumbre y el azar por lo que se deja llevar y conduce a conclusiones precipitadas aunque seamos capaces de convertirlas en una buena historia con final feliz. El segundo sistema es el que necesita del análisis racional de los datos y del escepticismo. El que necesita que nos paremos a pensar en las consecuencias de nuestras decisiones, y por lo tanto el más impopular en nuestra cabeza. Kahneman nos enseña como todos nuestros razonamientos están entrecruzados de sesgos, que nuestras opiniones son solo arbitrarias posiciones tácticas que cambian de sentido con la misma facilidad que la brisa matinal.

Es un libro contundente (600 páginas) y Kahneman compila un texto denso y que necesita toda la atención para su lectura. No tiene la facilidad en su redacción que la que exhiben, por ejemplo, los hermanos Heath para atrapar con su lenguaje didáctico y sencillo, pero  involucra al lector en una contínua reflexión sobre cómo pensamos, un gancho suficientemente estimulante para seguir avanzando en la lectura. Kahneman nos revela cuando podemos confiar en nuestras intuiciones y cuando no y cómo nos podemos beneficiar del pensamiento lento. Ofrece enseñanzas iluminadoras a la hora de adoptar decisiones en nuestra vida profesional o personal e incluso aporta distintas técnicas para protegernos de los fallos mentales que nos crean problemas. U

El libro sin duda cambiará tu manera de pensar sobre cómo piensas.