La obra que presenta Pikkety es un poderoso tratado sobre la desigualdad social y de paso el libro que más polémica ha creado en los últimos tiempos sobre el asunto de la diferencia de clases. The Wall Street Journal ha calificado al autor de «visionario utopista» y  Le Figaro, francés como el autor, de «panfleto comunista».  El mamotreto que ha escrito Pikkety es un descomunal ejercicio económico-histórico que sirve al economista para asentar su teoría sobre el funcionamiento del capital en los últimos siglos y la distribución de la riqueza, basándose en una rigurosa documentación y en el despliegue de un auténtico arsenal de datos empíricos.

Es precisamente el derroche de datos -fruto de un minucioso trabajo documental de 15 años según Pikkety-  lo que pronto ataca la moral del lector,  acumulando de manera progresiva un bombardeo de gráficos y fórmulas, que aunque impregnados de innumerables referencias y citas literarias -especialmente de Balzac o Jane Austen- congestionan la lectura. Disecciona con precisión la lucha de clases y el orden establecido lanzando soluciones razonadas  en modo alguno novedosas, como la de aumentar la competencia en el mercado, demasiado influenciado por empresas cada vez más gigantes que dictan sus propias reglas. Basta con observar el poder de las empresas tecnológicas o las relacionadas con la conectividad -tipo Facebook- para saber de su influencia, atreviéndose a proponer tope a la desigualdad mediante la aplicación de impuestos progresivos al capital global que limiten la concentración de poder de unos pocos. Esto es algo realmente difícil de aplicar ( un impuesto mundial sobre el capital) porque si somos realistas, hoy día los países no se ponen de acuerdo entre sí en cuestiones baladíes, no hablemos de algo tan delicado.

Aunque escribe de una manera comprensible y el texto  es la explicación documentada del cada vez más preocupante antagonismo acuciente entre una minoría cada vez más rica y una mayoría cada vez más relegada, su lectura es todo un reto solo apto para valientes. Me quedo con su excepcional análisis de cómo el capital ha crecido de manera tan abrumadora y se ha distribuido entre solo unos pocos. Al final el dinero hace dinero y en el mundo moderno triunfa la actividad financiera especulativa,  que genera un aumento del capital sin hacer nada mientras las familias no paren de endeudarse. El capital especulativo frente al productivo, donde ya se ha perdido la relación directa entre el salario y el capital, desigualdad social servida.
Aunque el libro ha aupado  a este economista a los altares, es un texto  más propio de una tesis doctoral, por ende más conveniente para un público eminentemente economista (sociólogos si acaso) o del mundo académico, pero no para alguien con un perfil alejado de estos ámbitos. Si eres  un profano en la materia, como es mi caso, te resultará un auténtico ladrillo porque avanzar en su lectura se convierte en un reto demasiado tedioso. El exceso de datos termina intimidando y más pronto que tarde se pierde interés. Si no eres un estudioso de la economía piénsatelo dos veces antes de intentar afrontar su lectura.

Para los «freaks» de la economía resultará  más valiosa la crítica que hace del libro  otro economista,Yanis Varoufakis, que realiza una auténtica autopsia del texto de Pikkety.

critica de Varoufakis al libro El Capital del siglo XXI

 

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