Sam Walker, editor fundador de la sección de deportes en The Wall Street Journal, se propuso averiguar qué cualidades de liderazgo predominaban en los hombres y mujeres de los equipos deportivos más exitosos de la historia. Gracias a sus más de veinte años realizando reportajes deportivos y a una década de minuciosa investigación, Capitanes es un libro que transciende el ámbito deportivo: es la clave de cómo se construyen equipos exitosos y cómo nace el liderazgo que resulta transformador en un colectivo determinado. De camino,  puede servir también para extraer conclusiones aplicables a la organización de equipos de trabajo en el mundo de los negocios. En ese sentido, la tentación generalizada de pensar que los capitanes sobresalientes de los equipos deportivos exitosos se ajustan al estereotipo -aceptado- de que se corresponden con líderes heroicos, es un primer mito que el libro de Walker demuele contundentemente con sus ejemplos pormenorizados. Muchos de los líderes que se analizan en el texto son todo lo contrario de lo que uno podría imaginar de cómo debe ser un líder.

El secreto para ganar no es el entrenador, ni siquiera la/s estrella/s. Tampoco el dinero o la estrategia. Según las investigaciones de Walker es algo distinto y tiene que ver con la figura del capitán, que por lo general no suele ser la estrella del equipo. Para responder la pregunta más debatida de reporteros deportivos de medio mundo: ¿cuáles son los mejores equipos de toda la historia?, empleó una detallada metodología basada en los datos y las matemáticas. Quiso hacerlo minimizando al máximo toda componente subjetiva, por lo que ideó una fórmula que fue aplicando a miles de equipos, hasta quedarse con los dieciséis equipos más dominantes en todos los deportes. Desde el fútbol al hockey pasando por el beisbol y el rugby; los míticos All Blacks neozelandeses, la selección brasileña de fútbol de finales de los cincuenta, el balonmano francés, los New York Yankees, el equipo de hockey sobre hielo soviético de los ochenta o la selección cubana de voleibol están entre ellos. Decidió aplicar una serie de grandes filtros que fueran acotando los equipos (más de 1.200 analizados):  contempló equipos de más de cinco miembros, solo tuvo en cuenta disciplinas muy reconocidas y populares (no valía ser el campeón de petanca del pueblo diez años seguidos), que hubieran dominado cuatro o más años y que hubieran tenido puntuación muy elevados en el sistema de puntuación ELO; el sistema de puntuación ELO es un método matemático, basado en cálculo estadístico, para calcular la habilidad relativa de los jugadores de deportes como el ajedrez, pero que ya se usa en casi todas las disciplinas deportivas para obtener valoraciones y puntuaciones de los equipos. Fue inventado por el físico estadounidense de origen húngaro Árpád Élő. 

Walker divide el libro en dos partes claramente diferenciadas. Una primera, extensa y que termina siendo soporífera, para explicar con sumo detalle cómo utilizó los datos. Su afán por transmitir el rigor con el que ha realizado el estudio es interesante pero innecesariamente exhaustivo. El ensayo se asemeja a un trabajo académico solo apto para un tribunal que vaya a evaluarlo. La profusión de datos de equipos, parámetros de inclusión o exclusión, niveles de clasificación, etc es tan profuso que se hace cuesta arriba. La segunda parte del libro la enfoca en desgranar los puntos (7) que le han servido para concluir su teoría de que la clave del éxito de los mejores equipos de la historia deportiva radica en el liderazgo de los capitanes, una conclusión que se sostiene con alfileres, pues es la suma de muchas de las circunstancias que confluyen en estos equipos -y que describe mientras trata de cimentar su hipótesis de la capitanía-  la que construye el éxito. Según Walker, siete cualidades son comunes en los capitanes de estos dieciséis equipos históricos: 1) extremo carácter competitivo, 2) jugar al límite de reglamento, 3) capacidad de trabajo y sacrificio en la sombra, 4) comunicativamente discretos (huyen de la atención mediática), 5) elevada capacidad de transmitir motivación al equipo, 6) fuertes convicciones y 7) elevada capacidad de control emocional 

Un libro al que hay conceder un gran mérito en su trabajo de investigación, que atrae en muchas de las historias y anécdotas de los equipos tratados y sus protagonistas, pero que resulta tedioso y no consigue mantener atrapado por el excesivo torrente de datos. Para un público que guste mucho del deporte, en cualquier disciplina, y que tienda a fijarse particularmente en las estadísticas que miden hoy todos los aspectos del juego, incluso aquellos que sugieran liderazgo.