En plena crisis mundial por la pandemia del COVID-19, el libro de Kyle Harper nos recuerda que la naturaleza, ya sea mediante epidemias o catástrofes naturales, ha hecho tambalearse a las sociedades humanas en algunos momentos de la historia. En concreto, su concienzudo análisis del impacto que tuvieron las enfermedades y el clima en el imperio romano hace dos milenios, supone una novedosa e impactante visión de la fragilidad humana con respecto al medio ambiente, que además se torna en rabiosa actualidad en unos momentos en los que un virus ha puesto en jaque a todo el planeta. Como adelanta en su prólogo: «El fin del Imperio romano es una historia en la que la humanidad y el medio ambiente son indisociables. O, mejor dicho, es un capítulo en la historia de nuestra relación con el medio ambiente que todavía está en fase de desarrollo». En el año 400 a. C, más de 700.000 personas vivían en Roma, una ciudad con 28 bibliotecas, 856 baños públicos y 47.000 bloques de apartamentos. Era la ciudad más grande del planeta, la joya de un imperio que controlaba la vida de una cuarta parte de la población mundial. Y, sin embargo, en pocas décadas, este imperio asombrosamente exitoso se derrumbó estrepitosamente y la llamada ciudad eterna, quedó reducida a solo unos 20.000 moradores. Los historiadores se han sentido intrigados durante décadas por la regresión más grande en toda la historia humana, entre ellos Harper, que utilizando datos de geología y evidencia genómica, ofrece una nueva y convincente visión del destino de Roma, argumentando que fue «el triunfo de la naturaleza sobre las ambiciones humanas» la principal causa de su desmoronamiento.
Que el medioambiente que nos rodea está afectado por la acción directa del ser humano es algo que ya conocemos todos. El clima se ha vuelto extraño y poco predecible, precisamente cuándo más herramientas tenemos para pronosticarlo, las capas de hielo se están derritiendo y la lista de especies animales en peligro de extinción no para de engordar. Sabemos que nuestros hijos, y los hijos de nuestros hijos, si son imprudentes o lo suficientemente valientes para reproducirse, se enfrentaran a ciudades costeras desaparecidas, tormentas cada vez más virulentas y catastróficas, incendios masivos y sequías que arruinarán extensas áreas de terreno. Digamos que hay un sentido general de todo eso que se nos cuenta, pero ¿entendemos realmente la escala de lo que nos viene? Ese es el objetivo del libro de David Wallace-Wells, diseccionarnos con precisión -añadir que catastrofista se quedaría corto- las consecuencias que sufriremos si no tomamos medidas, reales, globales y mastodónticas, al respecto. Porque el quid de la cuestión es que según él no calibramos la magnitud del problema, que es «peor, mucho peor, de lo que crees«. Seguir leyendo «El planeta inhóspito»
Thomas Friedman, periodista y ganador de tres premios Pulitzer, se dio a conocer al gran público en 2005 cuando publicó El mundo es plano en el que explicó el proceso de globalización que se estaba viviendo. Un mundo en el que fronteras y geografías comenzaban a ser irrelevantes frente al poder del comercio, los productos y la conectividad de las personas. Desde entonces no ha parado de advertir sobre los cambios que suceden en el mundo y los que están por llegar. Se ha hecho popular por humanizar y poner sobre la mesa temas controvertidos o incómodos, no tanto porque trate temas escabrosos o políticamente incorrectos, sino porque lleva mucho tiempo alertando de las transformaciones que vienen y de su impacto en el capitalismo, en definitiva en nuestra forma de vida. En Gracias por llegar tarde continúa con el mismo discurso, esta vez aderezado con anécdotas personales interesantes, pero con un mensaje muy claro: el mundo se está desarrollando demasiado rápido y sería conveniente hacer una pausa y reflexionar sobre muchas cosas. Friedman pone encima de la mesa un buen puñado de temas para debatir. Lo hace sin impregnar sus textos de un estilo profetizador -al menos no demasiado- ni excesivamente catastrofista, por eso tiene un número considerable de admiradores. Seguir leyendo «GRACIAS POR LLEGAR TARDE»