Borges fue un enamorado de los clásicos griegos que prefería la Odisea a la sangrienta Ilíada porque “gracias a mi desconocimiento del griego, la Odisea es para mí no tanto un libro como una entera biblioteca», y es que los textos clásicos antiguos pueden desdoblarse en varios libros según los distintos intérpretes y las distintas épocas. Ese pensamiento es el que me asaltó después de deleitarme con la maravillosa La Cólera, en el que de nuevo los héroes y dioses de Homero tan lejanos en el tiempo resultan asombrosamente familiares y la historia se desdobla en un auténtico alarde de originalidad. La obra de Santiago García y Javier Olivares es una gozada que no se limita a ser una enésima versión de la Ilíada, sino una fábula rompedora que usa al clásico como fuente de inspiración sobre el que montar un alegato pacifista y feminista. Cierto es que comienzo y final de La Cólera reflejan pasajes del original, pero todo lo que ocurre por el camino es un reflejo tremendamente actual de los desiguales conflictos éticos de la sociedad presente. La retirada del invencible Aquiles a su tienda, renunciando a seguir luchando bajo las órdenes de Agamenón, es el primer suceso de la Ilíada de Homero. Es cuando Santiago García toma las riendas de un guión disruptivo, en el que Aquiles se presenta bajo la dualidad hombre-mujer y plantea el debate sobre el sinsentido de la guerra y sus temibles consecuencias. El aparente guerrero cruel e implacable es en realidad, en su versión femenina, una persona sensible que prefiere gozar de lo cotidiano y de lo mundano, de entregarse al placer de la vida sin conflictos ni violencia: no concibe muerte gloriosa que supere la belleza de la vida.
Aquiles es un guerrero amante de la paz que deberá decidir si vuelve a batallar o no. El dilema lo canalizan los autores mediante la dualidad de género de Aquiles, que toman prestada de la leyenda que cuenta que la madre del guerrero lo ocultó bajo la apariencia de una mujer, llamada Pirra, en el harén del rey Nicomedes para evitar que luchara. Es cuando toma conciencia de lo absurdo de la violencia del hombre y su afán por alcanzar la gloria mediante la lucha y el sometimiento al contrario. Será la pérdida de su amante Patroclo (que no era su primo, como en la adulterada versión cinematográfica con Brad Pit como Aquiles) lo que despertará en él la cólera y su deseo de venganza y muerte, una cólera de la que somos hijos la sociedad actual, algo así como que “de aquellas aguas, estos lodos». El nacimiento de Europa y de la moderna pero desigual sociedad actual, tanto económica como entre hombres y mujeres, forma parte de una vuelta de tuerca en la historia realmente fascinante, como original su manera de presentarla: el lector tendrá que darle la vuelta al libro, literalmente, para continuar la lectura como metáfora de la dicotomía escenificada.
Mención especial para las ilustraciones. Las imágenes son poderosas, impactantes, bellísimas, en un estilo que recrea las antiguas representaciones de los frescos griegos. Predominan tonos en azul y rojo, azul para transmitir sosiego y calma; rojo de sangre y conflicto. Uno de los mejores cómic de 2020 e imprescindible para cualquier amante del género.
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