El ser humano no puede resistirse a tratar de adivinar el futuro. Si añadimos la vertiginosa tasa de cambio de la sociedad actual, cobra especial relevancia la capacidad de hacer pronósticos certeros en todos los ámbitos imaginables. Son especialmente valorados en finanzas y tendencias de consumo, pero también en política, meteorología o en el mundo deportivo.
Philip Tetlock y Dan Gardner han publicado el libro Superpredicciones: El arte y la ciencia de la predicción en el que hacen un riguroso análisis científico del arte de pronosticar, y desentrañan los entresijos del mundo de los vaticinios. La clave central de las buenas predicciones es pensar de manera probabilísta, planteando distintos escenarios posibles asignándoles una probabilidad de ocurrencia y el grado de convicción que se pueda formar respecto al estado futuro. Cuando se trata de economía y finanzas se hacen particularmente complejos, pues hay que lidiar con comportamientos no siempre racionales en los mercados y con grados de incertidumbre muy elevados. Nuestros propios sesgos mentales, así como el excesivo optimismo cuando pre establecemos escenarios futuros, más por deseo que por la posibilidad que ocurran, convierten en fallidos muchos de los pronósticos de analistas políticos, economistas y periodistas de todo corte. Un libro que demuestra que el ejercicio de la predicción no es un don divino, y sí una habilidad que puede ser entrenada y mejorada.
15 enero, 2016 at 6:34 pm
Fantástico libro, como comentamos ayer, esta es la única forma racional de plantearse una decisión, de forma probabilística. Cuando la mayoría de la gente ve el futuro como blanco o negro, un agente racional tiene que plantearselo todo como un abanico de escenarios, asignando una probabilidad a cada uno de ellos, intentando averiguar el valor esperado de una decisión.
Según el libro para ser capaz de hacer predicciones mejor que la mayoría, hay que tener humildad, mente abierta y estar preparado para cambiar de opinión cuando los hechos lo respalden… good stuff!!
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15 enero, 2016 at 8:21 pm
Totalmente de acuerdo, ya decía Keynes «cuando los hechos cambian, yo cambio de opinión, ¿usted qué hace?
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