Es muy habitual aprovechar los meses de verano para elegir la lectura de libros ajenos a nuestros habituales criterios de selección, tratando de encontrar, en el solaz del descanso, un mayor grado de diversión. Bajos estos parámetros, nos deja muy gratamente sorprendido la ópera prima del prometedor Pablo Reina González, un “sevillano descafeinado”, con un sentido del humor extraordinariamente inteligente (aunque quizás esto sea una redundancia) y una prosa hábilmente subordinada que nos conduce a través de comparaciones y epítetos altamente hilarantes. Empezando con una cita de Salinger “lo que más me gusta de un libro es que te haga reír un poco de vez en cuando”, se establece una auténtica declaración de intenciones, que se convierte en una realidad a lo largo de la obra. Se trata de un libro de difícil encuadre temático por cuanto que, partiendo de una estructura esencialmente autobiográfica, que sitúa al lector en una posición inmejorable para compartir con el autor sus risas sobre sus propios avatares vitales, se introduce en parte en el género de la literatura de viajes, describiendo andanzas por Vancouver, Quito, Las Vegas, Moscú, Nueva York, San Francisco… como un viajero al que, para sumergirse en lo más profundo de los destinos, no le gusta confraternizar con las colonias hispanas que allí se encuentra.Pero lo que quizás más llama la atención es que, impregnado de un existencialismo sartreano propio de un autor que, de “hurón” infantil pasó a adulto deseoso de salir de su zona de confort y presto a la “caza del no”, el libro se convierte, sin intención premeditada, en una obra de autoayuda ofreciendo entrelíneas instrumentos para enfrentarse a las distintas situaciones que platea la vida actual. Aunque, como de forma simpática el autor en su introducción no es un “Quijote” que vaya a ser leído anualmente en el Círculo de Bellas Artes de Madrid, es un libro inteligente, muy divertido y que hará disfrutar mucho al lector.

Reseña por José Manuel Casinello Sola, Twitter: @JMCasinello.

Publicada originalmente en el Diario Ideal de Granada, el 28 de septiembre de 2019.