Frédéric Dard fue uno de los escritores franceses más conocidos y populares del siglo XX. Fue especialmente prolífico con más de 400 novelas,  175 de ellas de una serie protagonizada por un detective (Antoine San-Antonio)  de la que se hicieron series de televisión. La mayor parte de su obra se enmarcó en el género de novela negra o el de espionaje. El montacargas es una novela negra muy corta, pero capaz de generar una atmósfera angustiosa en pocas páginas, creando un thriller que atrapa al lector desde la primera página.

Un hombre vuelve a su ciudad natal después de varios años, después de haber cumplido una condena por asesinato. Su regreso al hogar familiar lo envuelve en una nostalgia casi opresiva, preso por los remordimientos de haber dejado sola a su madre, una de las pocas personas que hizo llevadera su anodina existencia. La sordidez de la casa familiar lo lanza a la calle en plena Nochebuena en busca de calor y presencia humana. A partir de ese momento, una serie de acontecimientos darán un vuelco extraordinario a su vida.

Con apenas unos personajes, pocos decorados y sin aparente acción (podría parecer una obra concebida para el teatro), Dard es capaz de crear momentos de tensión sublime en el lector, que quedará atrapado en el enredo del protagonista. Además, lo hace usando una prosa de bella factura, demostrando que se puede escribir un thriller empleando un lenguaje preciosista e incluso delicado en muchos momentos. Sin necesidad de disparos, persecuciones o escenas violentas, se consigue una narración absorbente e impactante, trasladando una tensión permanente en el lector por  conocer el devenir de los acontecimientos. La esmerada descripción de los hechos y el correctísimo y medido lenguaje usado entre los personajes logra colocar las emociones en un primer plano, sobrecogiendo al lector. Por otro lado, empuja a compadecerse de un hombre que acaba de salir de la cárcel, que tras creer expiados sus pecados, ve como su vida se puede ir por la borda en cuestión de minutos. Solo si es capaz de resolver el misterio en el que se ha metido de lleno sin proponérselo, fruto de una ingenuidad impropia de un ex convicto, podrá cambiar su destino. De paso, el autor desliza de manera subliminal lo fácilmente manipulable que puede ser el género masculino cuando se trata de lidiar con los encantos de una mujer.

Una historia sórdida y con tintes trágicos, a la vez trepidante y adictiva. Muy recomendable.