David Foenkinos sorprende con una novela de intriga, alejada del tipo de historias que le gusta contar, pero en la que sigue desplegando el estilo que lo ha hecho un super ventas. Sí se mantiene fiel a su gusto por novelar a partir de historias reales, como hizo con Charlotte, la bella historia que lo catapulto a la fama. Para La biblioteca de los libros rechazados, se basa en la historia de un escritor americano, Richard Brautigan, que en una de sus novelas imaginaba que el protagonista creaba una biblioteca a partir de todos los manuscritos rechazados por las editoriales. Foenkinos ubica la historia en la Bretaña francesa, donde un matrimonio visita una biblioteca similar a la imaginada en su día por Brautigan, y encuentran una obra maestra titulada Las últimas horas de una historia de amor. El autor de ese libro era, aparentemente, el dueño de una pizzería, que muere sin desvelar su pasión secreta por escribir, ni siquiera a su viuda. La novela arrasa en las librerías, alentada por el misterio, provocando una cadena de acontecimientos que cambiará el destino de muchas personas.
Una historia repleta de misterios, intrigas, secretos y medias verdades, que mantiene el suspense hasta el final. Además es todo un canto de amor a los libros, a la literatura y la lectura. Foenkinos despliega su cautivador estilo para hilvanar un argumento en el que cabe hablar de literatura francesa. Parece que hubiera querido usar una historia de suspense para acudir a un público mayoritario, o quizás es su manera de alejarse de las novelas del género que están dominadas actualmente por el estilo nórdico, donde sus autores parecen haber encontrado la manera perfecta de generar tramas policiacas o de suspense, sin más. Él aromatiza la historia con clases subliminales de cultura literaria, pero muy al límite de no resultar pedante. Usa los personajes y el marco para hacer continuas referencias literarias, sobre las que además canaliza opiniones y en las que se pierde, a veces, en su contemplación de la literatura francesa. Esto provoca que haya baches en el ritmo en algunos pasajes, de que exista cierta sensación de relleno, aunque no penaliza la trama. En resumen, una novela que se deja leer con una historia realmente original y cuyo desenlace no se adivina hasta el final.
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